Magda Bolumar. Arpilleras 1960-1980

Magda Bolumar, "Sin título", 1969-70 acrílico sobre tela 53,5 x 89 cm
Magda Bolumar, "Sin título", 1960 óleo sobre tela 54,5 x 38 cm
Magda Bolumar, "Sin título", 1960 óleo sobre tela 27 x 22 cm
Magda Bolumar, "Sin título", 1961 óleo sobre tela 35 x 27 cm
Magda Bolumar, "Sin título", 1969-70 acrílico sobre tela 54 x 90 cm
Magda Bolumar, "Sin título", 1970 acrílico sobre tela 65 x 87 cm
Magda Bolumar, "Sin título", c.1980 acrílico sobre tela, sobre madera 78 x 58 cm
Magda Bolumar, "Sin título", 1981 acrílico sobre tela, sobre madera 140 x 100 cm
Magda Bolumar, "Sin título", 1981 acrílico sobre tela, sobre madera 160 x 80 cm
Magda Bolumar, "Sin título", 1981 acrílico sobre tela, sobre madera 121 x 60,5 cm
25 Noviembre 2021 - 28 Enero 2022

La Galeria Marc Domènech se complace en presentar la exposición de arpillleras de Magda Bolumar Chertó (Caldes d’Estrac, 1936) en la que se muestran más de una trentena de pinturas realizadas durante los años 60, 70 y 80.
A pesar de haberse dedicado toda la vida a cultivar una práctica artística extraordinariamente visionaria y de un lirismo profundo, delicado y muy variado, a Bolumar siempre se la ha enmarcado en el contexto de los artistas informalistas de los años sesenta. Sin embargo, su obra también nos describe a una artista especialmente interesada en establecer confluencias entre elementos orgánicos y constructivos desmarcándose precisamente de aquellos artistas de su época que encontraban en el gesto, en la textura y en la alteración física del campo pictórico su modo de expresión.

El estilo de Magda Bolumar se caracteriza por la presencia de formas que parecen evocar un mundo entre onírico y cósmico. Su intención es establecer, a partir de entramados y estructuras geométricas que aportan orden y equilibrio, unas tensiones compositivas que lleguen a evocar constelaciones o ramificaciones surgidas de la naturaleza. Su obra, tal y como se observa en el conjunto de arpilleras de esta exposición, es orig ina l, creativa y minuciosa. Aquellos años 60, saturados de un informalismo que pretendía reactivar con el gesto y el desgarre la somnolienta, conformista y mediocre escena artística oficial, también dieron lugar a unas creaciones plásticas que, como en el caso de Bolumar, se movían en unas dinámicas casi opuestas, mucho más constructivas, más estructuradas, en las que el material y el color ya no eran unas víctimas, sino unos aliados con los que expresar una visión cosmogónica del mundo.