Un espacio compuesto de recuerdos, de grosores, de tiempos, de redes. La pintura de Georges Noël está hecha de líneas que se quiebran, ondulan, se entremezclan, llegan a confundirse, sin una determinación precisa. «[…] empecé a querer domesticar esos signos […]. Para lograrlo, debía encon- trar una trama; la trama es el pentagrama musical, es el cuaderno escolar. Organicé líneas laterales ligeramente helicoidales para dar la impresión de que aquello arrancaba de la izquierda y subía hacia la derecha. Orga- nicé signos, palitos más que garabatos, y escribí tan deprisa como pude con aquellos palos, intentando orientarlos de una forma diferente para hacer que expresaran un ritmo». Esos signos se aproximan claramente a la escritura, como sistema de palos, de puntos, de ángulos, de círculos y de ondulaciones que se repiten, que resuenan entre ellos, capaces de pro- ducir múltiples variaciones. Sin embargo, la obra no se pliega a unos códi- gos. Siempre hay algo que se resiste a la instauración de un sistema, algo que lleva agitación y confusión, que «crea desorden». O, mejor dicho, ni orden ni desorden, sino, paradójicamente, ambas cosas juntas.
Emmanuel Guigon