La exposición “Óscar Domínguez. El ‘triple trazo’. 1948-1952” reúne por primera vez las obras que el artista realizó con la técnica conocida como triple trait. Desde finales de los 40, abandonado el surrealismo de los años 30, su pintura se introduce en un mundo más figurativo en el que predominan las composiciones geometrizadas de influencia picasiana y gruesa pincelada. A partir del año 48, Domínguez inicia un nuevo recurso estilístico denominado ‘triple trazo’ caracterizado por la utilización de una fina línea de tinta china que deja un margen blanco a ambos lados enmarcando los diferentes elementos de la composición, como si de una especie de aura de tratara. Las obras producidas en este período se vuelven mucho más limpias, rigurosas y equilibradas en las que predomina un dibujo de finas líneas nítidas y precisas y unos colores que recuperan su luz. Seguramente, es la obra más positiva y optimista que el artista jamás realizó.
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