Will Faber

Saarbrücken (Alemania), 1901 — Barcelona, 1987

Pintor y diseñador gráfico, cuando llega a Barcelona en 1932, fija su residencia, exceptuando estancias puntuales en Ibiza y Alemania durante la Guerra Civil. Desplegó una interesante labor tanto en el terreno pictórico como en el del diseño. En esa época realizó trabajos en el mundo gráfico, de los que destacan varias cubiertas para las revistas ‘D’Ací i d’allà’ y ‘AC’, editada por el GATCPAC, los catálogos del Liceo de la temporada 1952-53 y algunos anuncios para la Casa Myrurgia, así como la ilustración de El libro del té, de Kakuzo Okakura, aparte de colaboraciones para las editoriales Caralt, Apolo, Mateu, Yunque, Herder, Marte, Joventut, Noguer y Janés. De este contacto con los editores nació el encargo del cartel para el Día del Libro de 1962. Formado en las fuentes directas del expresionismo alemán y con un conocimiento de la vanguardia francesa -sobre todo del cubismo y del fauvismo-, se incorpora a la vida artística de la ciudad formando parte de diversas exposiciones y actividades. A partir de 1948 se va alejando de la figuración para realizar sus grandes obras abstractas, que irán evolucionando hacia unas composiciones que entroncan con un mundo sideral y cósmico. En 1950, junto a Josep Maria de Sucre, fue uno de los organizadores del homenaje de los artistas barceloneses a Klee en el décimo aniversario de su muerte. Hacia 1957 cambia de rumbo y profundiza en el lenguaje de la materia para adentrarse plenamente en las realizaciones informalistas e inaugurar la década de los sesenta con un espacialismo lírico. Sin abandonar la práctica informal -que seguirá ejerciendo a lo largo de su trayectoria-, a partir de 1963 introduce elementos referenciales -signos, símbolos, letras-, así como ciertas morfologías de otros sistemas comunicativos de los primeros lenguajes informáticos.