Alberto Magnelli (Florencia, 1 julio 1888 – 20 abril 1971) es uno de los artistas más representativos de la primera mitad del siglo XX y de los pocos que mejor resumen todos y cada uno de los postulados plásticos más relevantes de este importante período. Magnelli después de unos inicios pictóricos influenciados por el cromatismo y la delicadeza de Gustav Klimt, enseguida se sintió atraído por los planteamientos rompedores que el Cubismo y el Futurismo presentaban. Pero su relación con el Futurismo fue relativamente superficial y terminó apartándose al poco tiempo. El interés por el peso de la tradición y la necesidad de permanecer en todo momento independiente, evitando las clasificaciones, contribuyeron a acelerar este distanciamiento a la vez que marcarían su actitud frente al arte durante toda su trayectoria artística.

La obra realizada durante su primera etapa, comprendida entre 1909 y 1918, se define por un esquematismo que oscila entre la figuración y la abstracción y por un extraordinario  uso del color. A principios de los años 20 su pintura se caracteriza por la utilización de una gama cromática más apagada y un retorno a una figuración de temática sencilla. Ya en los años 30, e instalado definitivamente en París, Magnelli realiza la famosa serie de pinturas llamadas “Pierres”, y a partir de 1935 su inmersión en la abstracción geométrica ya es definitiva. Durante los años 40 sus obras representan unas estructuras compositivas complejas y arquitectónicas, y en los años 50 y 60 busca concentrarse en una geometría más controlada basada en suaves equilibrios y escapando de la estricta simetría. Magnelli muere el 20 de abril de un ataque al corazón.